sábado, 5 de mayo de 2007

Praga

Mi último viaje me llevó a centro europa, concretamente a Praga, o Praha como allí la denominan.
Es una preciosa ciudad con muchísima historia, con bellos rincones. La Ciudad es toda en sí un maravilloso museo.
Estos son algunos pequeños rincones que fotografié, pero sin duda Praga nos ofrece más de lo que aquí puedo mostrar.

jueves, 3 de mayo de 2007

Chicle de bola.

Pues como han podido leer anteriormente, mi niñez pertenece al comienzo de los setenta, la de los Geyperman, los juegos reunidos, Caponata, la Cometa Blanca (snif), los Cropán, Mazinger Z, Comando G de la cual aún me acuerdo de la música y letra, los carricoches hechos con un tablón y dos cojinetes, de la televisión en blanco y negro, luego a color, del UN, DOS, TRES, de los chicles de bola. Sobre estos últimos tengo una anécdota, eran aquellos unos chicles que hoy día no pasarían el control de calidad, porque eran de un tamaño desorbitado para los tristes dientes de leche de un crío como el que ya de mayor escribe este relato. Como decía, era tan grande que si hiciera el símbolo de “OK” con los dedos no me cabria uno entre el pulgar y el índice.
Bien, andaba yo con mi madre al rente de sus piernas cuando va y se me antoja uno de aquellos chicles.
-Maaa cómprame un chicli, ma cómprame un chicli, un chicle anda maaaa.
-¡yas jodioo niño coño! ahora quiere un chicle. Toma cinco pesetas y ven volando.
He de decir que estábamos en La Alameda de Colón, donde paraban todas las guaguas (autobuses para los peninsulares y peninsularas) y había en medio un pequeño kiosco, más destartalado que tieso, allí se encontraba el objeto de mis deseos infantiles
-Hola, me da un chicli di bola
-Toma, son cinco pesetas (qué tiempos aquellos….)
Esos chicles redondos y de colores; te podía tocar verde, rojo, azul, rosa…. Pero todos sabían igual y si te demorabas mucho con uno de ellos en la mano, te ponías perdido con el colorante que te manchaba todo. Me lo metí entero en la boca, sin partirlo. Entró hasta el fondo, mi glotonería siempre me ha perdido y en esta ocasión casi me mata. El muy ladino se me fue hasta la campanilla y allí se me quedó. Debí poner unos ojos como platos y eché a correr como un pollo descabezado hacia mi madre que al verme llegar entre morado y azul se debió imaginar el potaje.
-¡¡¡¡Maldito chiquillo coño, escupe el chicle!!!
-Jjjjjjjjj, JJJJjjjjjjjjjj, JJJJJJjjjjjjjjj (nopuedonopuedonopuedonopuedonopuedo era mi pensamiento)
Y acompañaba mi madre tan bello grito, con unos mamporros de agárrate y no te menees que me soltaba en todo el lomo. ¡CATACRIAAAÁN! Leñazo va ¡CATACRIAAAÁN! Leñazo viene.
Ante lo feo del asunto ella opta por la salomónica decisión de engarfiarme por los pies y ponerme boca abajo colgando como unos tollos secándose al sol. A lo que además había que sumarle unos meneos arriba y abajo que…. En fin, imagínense la escena: niño azul, boca abajo, meneo, meneo, meneo, SACUDIDA, SACUDIDA, la parada de guaguas llena de gente, las guaguas que pasaban llenas de gente (carajo), las que paraban llenas de gente (RECARAJO), la Alameda llena de gente y yo allí boca abajo. Los árboles tenían las copas en el suelo, las cholas azules de mi madres las veía subir y bajar, mis brazos ya no me obedecían y me daba unos golpetazos en las muñecas contra el suelo tremendos. Y el chicle………que no me abandonaba, le debió gustar mi campanilla y querría afinarla o algo porque yo no lo entiendo…….
¡POP! Bueno, no hizo esa onomatopeya, pero ayuda. La dichosa esfera salta de mi boca y describiendo una parábola (que diría D. Juan mi profesor de física) cae al suelo. Ni siquiera estaba mordida.
-¡¡¡¡¡¡AAyyy niño del demonio, descendientedediezmilgusanoscriadospormonos!!!!!!!
Y me suelta………..¡CATACRIAAAÁN! por si éramos pocos…… el revuelo era ya general, yo creo que habían palcos, anfiteatros altos, bajos y hasta gallinero observándonos. Mi madre mareada como un baifo y yo sustituía mi color morado por el de rojo vergüenza, ¿saben cual es? Si, ese que se te pone cuando te caes en la calle y casi ni rozas el suelo, rebotas y automáticamente te pones en pie pensando:
-JOEERRRRRRRRRR ¿esto me pasó a mi? Jooooeeeerrrr.
-Tranquila señora tómese este vasito de agüita con azúcar que le espabilará- salta uno de por allí.
Para acabar el sainete, decir que mi madre tardó mucho en volver a darme cinco pesetas y para cuando cedió, siempre me decía:
-No se te ocurra comprar un chicle de bola.
-No maaa.
Pero claro los amiguetes, ya se saben, son una mala influencia.

miércoles, 2 de mayo de 2007

Después de lo de la bici ( y 2)

Pues bien, allí me encontraba, con la rodilla pelada, el chándal roto y la mano quebrada, todo un panorama para el 6 de Enero-Reyes del que prefiero omitir el año. Me fui del callejón donde jugábamos el partido, la mano me dolía a rabiar pero sabía que eso no era lo que mi madre en un principio iba a mirar, no, no, no……. Mi cabeza bullía pensando en cómo iba yo a salir de aquel trance. Subía la escalera del viejo portal y algo ya se me había ocurrido, mi abuela estaba allí, así que al menos tendría yo algo de parapeto.
Mi madre y abuela estaban en la cocina haciendo truchas de navidad, entré en la cocina con “TAN MALA PATA QUE TROPIEZO, SALGO VOLANDO COMO FOTINGO Y ME METO TREMENDO TRASTAZO CONTRA LA PUERTA DEL HORNO”. Y luego le dan Oscars a actores en América (JA) yo hubiera ganado uno honorífico.
-¡Ay, ay, ay, abuela (a mi madre mejor ni mentarla por si acaso) ay, ay ay!
-¡Jesús mi niño! ¡tremendo estampido! ¡levántisi diahi!
-Jéste niño es bobo mamá (el lobo asoma)
-Ayyyyy abuela no puedo levantarme, mira mi mano, ¡AYYY MIRA MI CHÁNDAL NUEVO ABUELAAAAAaaaaaaaaa!
-Chacha este niño siá roto algu –dijo mi abuela-.
- ¡Que se va a romper naá! Levántese de ahí, tolete.
Yo me hacía el remolón y el enñurgao y entre más vivo que muerto me quería levantar pero fíjate que no podía.
Pues nada que allí nos fuimos los tres a urgencias en el día mas mágico de todos para un crío, y digo mágico porque me libré de tremenda tollina, justifiqué el brazo roto y el dichoso chándal roto jejejejeje
PD. Sólo tenía una fisura, nada roto y mi abuela al día siguiente me regaló otro chándal, pero al roto mi madre le cosió un parche en la rodilla y fue el del cole para gimnasia.

martes, 1 de mayo de 2007

Si has tenido un dia malo, si te apetece un buen rato.....





No te olvides de encender los altavoces

Después de lo de la bici.......

Los Reyes Magos a veces me traían preocupaciones. Eso si......nunca la bici.
En fin...... una vez me trajeron un chándal, de aquellos de la época, con raya blanca a los lados de las perneras. Mi madre, como no, rauda me lo puso y me mandó "pá la calle" con la siguiente amenza:
-"¡¡¡¡Si me rompes el chándal mejor que ni subas, porque te mato a cachetones!!!!!".
Allí nos reuníamos todas las proles juguetonas del barrio; mi amigo Mani con su bici (sigh), Toni con el coche de radio control, Esteban con las raquetas, el "Pipa" y "Catoño" con los sancheskis (ahora llamados monopatines), Maca son su muñeca nueva......
Tras la revolución inicial de enseñarnos los juguetes, comienza el partido con el balón recién estrenado de Cárlos "el Chicle"; yo soy el portero como siempre, no por bueno, sino por ganso, no me gusta correr tras la pelota además que mi control con ella se reducía casi a mirarla.
-¡pim! ¡pam!
-"¡pásame!
-"a mi, no seas mamón"
Luis se me acerca como un avión de frente, yo bajo el imaginario palo pintado con tiza en la pared. Si me trinca con la patada que tiene ese cabrón, me mata. Y sin pararse siquiera: "PATAPAMMM" trallazo hacia la puerta: pelota que ahora mismo es una estela blanca, el tiempo se para, me lo pienso si la paro o dejo que entre, me decido, me tiro a la derecha, meto la mano................ tremendo leñazo me da la pelota, tremendo leñazo me doy contra el suelo. Tremendo paradón. Griterío en mi equipo e insultos de "maleta" "tronco" para el Luis. Joder soy el mejor del mundo en ese instante. Pero....me duele la mano, se me hincha. Y además, pedazo de agujero tengo en el chándal dichoso. Se me ve la rodilla ensangrentada a través del roto.
¿y ahora que hago? Además del roto creo que algo en la mano se ha roto.
Algo hice, pero eso lo contaré otro día que tenga ganas de sentarme a escribirlo, lo prometo

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